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HOLA, hace unos días, el 9 de septiembre falleció mi padre. Mis hermanos, mi madre y yo hemos permanecido durante un mes a su lado. Dándole todo el amor y el cariño del mundo. Suponemos que él sabía que estaba muy malito, pero hasta el último momento sabido vivir. Se marchó tranquilo y acompañado. Ahora me cuesta encontrar consuelo en la gente que me rodea. Me pregunto, ¿por qué sólo les interesa la edad y recordarme lo joven que era? Tenía 63 años. Yo les respondo, porque de verdad lo creo, que ha sido una persona feliz, que ha disfrutado de todo como pocas personas he conocido.
Mi otra gran pena es que no voy a seguir viendo cómo se volviá loco con su nieto, Antón, mi hijo de dos años y medio. Tengo miedo de que mi hijo se olvide de él. De que no sepa lo mucho que lo quiso. La última palabra que dijo fue su nombre, Antón.
Mi padre ha sido de esos abuelos que se vuelven locos con su nieto.
Os escribo en busca de unas palabras de apoyo.
Celia
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