Desde la llegada de la pandemia del COVID-19 hace un año, ha habido muchos cambios en lo que se refiere a la atención al duelo. Según una reciente investigación de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, la actual situación sanitaria exige una elevada demanda de ayuda a personas en duelo.
Este estudio descubre que el cambio en la modalidad de trabajo, pasando a ser la mayoría a distancia, ha ayudado a los profesionales en muchos sectores pero los especialistas en duelo no tienen capacidad suficiente para satisfacer las necesidades de todas las personas que requieren de sus servicios.
Actualmente se estima que por cada persona fallecida por COVID 19, hasta nueve personas se ven afectadas por el duelo. Esto está haciendo que la demanda de profesionales en este sector se haya disparado.
En el caso de la muerte por COVID-19, la distancia con los fallecidos en sus últimos días por la alerta sanitaria, evitando a los familiares acompañar a los suyos para evitar la propagación de la pandemia, complica el proceso de duelo.
El hecho de no haber podido ni tan siquiera despedirse de un ser querido o visualizar su cuerpo, hace especial mella en el familiar que requiere de ayuda para obtener respuestas a este proceso de duelo.
La investigación publicada en BMJ Open por los investigadores del Departamento de Salud Pública de Cambridge refleja los resultados de una encuesta online enviada al personal de atención médica y social en agosto de 2020, en las que se invitaba a todos ellos a describir sus experiencias y puntos de vista sobre los cambios en la atención al duelo.
De todos los consultados, 805 de ellos ofrecieron respuesta. En este número se incluían trabajadores de residencias, hospitales, etc.
Entre los datos más relevantes del estudio se puede sacar en claro los cambios en la atención al duelo en la suspensión de algunos servicios particulares especializados en duelo. También se redujo el apoyo de los voluntarios en hospitales por lo que las listas de espera en dicha especialidad se vieron incrementadas drásticamente.
«Tuvimos un aumento del 600% en las muertes durante un período de 3 semanas. Tratar con la acumulación de apoyo por duelo fue un desafío«, afirmó médico de medicina paliativa.
Una de las principales novedades en atención al duelo es la terapia en remoto, ya sea por teléfono o vídeo llamada, aunque para muchos profesionales se trata de un arma de doble filo. Pese a aumentar las oportunidades de apoyo al duelo, obteniendo un gran recibimiento por niños y jóvenes sobre todo, esta modalidad es calificada por los profesionales como agotadora y difícil de manejar, sobre todo en estos tiempos que corren.
«Realmente solo estamos viendo a aquellos que han estado en duelo en enero / febrero hasta ahora, por lo que puede haber muchos más por venir», según coordinador del servicio de escucha comunitaria.
«Se ha sentido como si estuviéramos tratando con ellos con el brazo extendido mientras que estaríamos allí para tomar sus manos, darles un abrazo cuando sea necesario», explica un médico de medicina paliativa.
De los encuestados, el estudio sacó en claro varias cuestiones, siendo una de las más destacadas la gran preocupación sobre el impacto a largo plazo de las personas en duelo. Además quedó constancia del impacto profundo en el duelo de dicha situación debido a la incapacidad o las restricciones para estar con el paciente moribundo.
«A muchas personas que murieron se les negó la oportunidad de morir en su lugar preferido de atención / lugar preferido de muerte y murieron en entornos subóptimos para recibir su atención en los últimos días», explica un médico de cabecera.
El estudio refleja cierta preocupación de los encuestados por el gran «cohorte invisible de personas» que pueden no tener acceso al apoyo o para quienes el apoyo será restringido. «Puede haber una epidemia silenciosa de duelo que aún no hemos detectado», señala un médico de medicina paliativa.
Caroline Pearce, investigadora principal, señala que «la atención al duelo ha experimentado importantes cambios tanto en los centros de agudos como en los comunitarios, afectando a las personas en duelo, a los médicos, a los trabajadores de apoyo y al sistema de atención sanitaria y social en general».